Recordando aquellos viejos tiempos donde al llegar de la escuela corríamos a nuestra avalancha y salíamos a jugar con nuestros amigos o hermanos, turnándonos para que uno manejara y uno empujara o algo mas extremo, atar la
avalancha a la bicicleta y recorrer el callejón a toda velocidad, era una experiencia unica.
Aunque algunas veces no faltaba el accidente donde el niño mas pequeño de la palomilla salia volando y terminaba arrastrado, en esos tiempos no habia tanta precaución el que se caía lloraba, se levantaba y de nuevo a jugar, podían pasar horas y horas hasta que escuchabamos el afinado grito de mama que indicaba la hora de regresar a casa, este juguete es una verdadera joya de los 80s y 90s sin duda algo que vivira en nuestros recuerdos por siempre.
